Capítulo 7
Decidir
Llevaba
más de un año intentando ponerse en pie. El dolor ya la había desarmado por
completo, ¿qué quedaba luego de eso? Buscar la mejor forma de comenzar desde
cero.
Una
de las cosas que le impedían levantarse por completo era vivir en la misma casa
en la que pasó tantos momentos con John. Además, los niños estaban creciendo y se
volvían cada día más demandantes, por lo que necesitaba a Sara durante la noche,
pero el espacio no se lo permitía. Debía tomar pronto una decisión en cuanto a
su residencia.
―¿Cómo
están estos niños? ―exclamó Peter al entrar en casa.
―Ma,
ma, ma. ―Mark se asomó desde la sala agitando un juguete con su pequeña mano.
―Hola,
mi amor. ―Marlen le sonrió y se agachó para quedar a su lado―. ¿Cómo estás?
¿Dónde está John?
Lo
único que diferenciaba a los hermanos, era un babero que llevaban con su
inicial correspondiente.
―¡Mama…
mama! ―Se sintió el gritito de John, precedido por la aparición de Sara con él
en brazos.
―Acá
está. ¿Cómo les fue?
―Genial…
―respondió Peter.
―Traje
todo. Estaba pensando que quizás sería mejor instalar la mesa en la sala, está
más calentito y no serán muchos niños los que vienen.
Marlen
hacía una semana que había comenzado a organizar el primer cumpleaños de sus
niños. Sus hijos eran los únicos que lograban darle calidez a su mirada y su
voz.
―¿Son
compañeritos? ―preguntó Peter a la vez que comenzaba a ordenar todo.
―Sí,
cuatro o cinco.
Los
bebés asistían a una guardería desde hacía cuatro meses. Le costó mucho
separarse de ellos pero comprendía que era lo mejor. Además, ya era hora de
comenzar a buscar trabajo, cosa que había pospuesto mucho tiempo, y mientras no
tuviera claro qué sucedería con el cambio de residencia, tampoco buscaría
ningún empleo fijo. Por el momento, se conformaba con impartir algunas clases
de Yoga que le servían además para canalizar sus emociones.
El
Yoga siempre había sido su pasión, pero lo postergó tanto tiempo que ya se le
había olvidado. Sin embargo, Sara volvió a solucionarle la vida. Le comentó de
unas clases a las cuales asistía y que la profesora no podía seguir impartiendo.
Con solo escucharla, se le iluminaron los ojos. Era una oportunidad y la
aprovecharía.
Así
lo hizo y hoy por hoy, lo que había logrado, era precisamente por aquella hora
diaria que dedicaba exclusivamente para su cuerpo y su mente.
A
medida que los amiguitos y las mamás de ellos iban llegando, tanto John como
Mark se emocionaban. Les encantaba además los colores de los globos y por eso
cada tanto, estiraban sus manitos para que Peter los cargara en brazos y así
alcanzar esos objetos redondos que llenaban la casa de color.
―Ven
acá, campeón. ―Peter alternaba a los gemelos y los elevaba unos centímetros
para que alcanzaran su objetivo.
―Goooooooobo ―decían mientras los
pinchaban con sus dedos y sonreían a la vez.
Desde
lejos, Marlen los contemplaba contenta. No sabía qué sería de ella si Peter no
le hubiese ayudado tanto. Quería a los niños y también demostraba cariño y
respeto por ella.
―Se
ve que es un gran papá ―comentó una de las madres a su espalda. Cerró los ojos.
No le gustaba que sacaran esas conclusiones, que John no tuviera su lugar.
Marlen
solo miró hacia un estante en el cual descansaba una foto de ella embarazada,
siendo abrazada por John.
―Oh,
lo siento… ¿Él no es el papá? Disculpa es que como lo veo tan apegado a ellos.
Marlen
no contestó, simplemente forzó una sonrisa que muy pronto hizo que la
imprudente mujer desapareciera.
Sara
se acercó con una bandeja de panecillos y la encontró contrariada.
―¿Todo
bien?
―Sí,
no te preocupes. ¿Necesitas ayuda?
―Solo
con la torta, ya es hora de cantar el cumpleaños.
La celebración
siguió su curso y los más felices fueron los niños.
Ya
de noche, cuando habían ordenado todo y los bebés dormían; tanto Peter como
Sara y Marlen compartieron una cerveza.
―Buen
trabajo ―dijo Peter chocando las botellas de ambas mujeres.
―Estoy
agotada. Creo que ya es hora de irme ―expresó Sara.
―Vamos,
yo te llevo. Para mí también es hora de partir ―dijo Peter levantándose y
consultando su reloj.
―Los
acompaño a la puerta. ―Marlen se desperezó y despidió a ambos―. Muchas gracias
por todo, chicos. ―Apoyó su cabeza en el umbral de la puerta y sonrió. Y
mientras Sara agitaba su mano desde lejos, Peter se volvió para tomar ambas
mejillas entre sus manos y besar su frente.
―Descansa…
―susurró para luego alejarse sonriendo.
Al
día siguiente, mientras Sara hablaba por teléfono, Marlen, que permanecía sobre
la cama recostada con sus hijos, les enseñaba una fotografía.
―Papá...
―decía Marlen y los niños repetían.
―¿Papá?
―El pequeño John tomó entre sus manos el marco de foto y se lo llevó a la boca
para dejar en él un beso y rastros de saliva.
Mark,
simplemente aplaudió y luego intentó quitarle la fotografía a su hermano.
―Vamos,
John... deja que tu hermanito lo vea. ―Acarició la espalda de su hijo y con
cariño quitó de sus manos el retrato para ponerlo en las de Mark.
En
eso estaba, cuando Sara apareció con una sonrisa y comunicó:
Me
llamó el dueño de la academia de Yoga.
―¿Algún
problema con las clases?
―No,
nos citó a reunión. A todos.
―Mmm...
¿Habrá sucedido algo? ―preguntó extrañada. Se levantó de la cama y volvió a
preguntar―. ¿A qué hora?
―Mañana
al medio día. ¿Cómo lo haremos con los niños? ―Quiso saber Sara un poco
afligida. Marlen se quedó en silencio mirando un punto fijo. Tenía la vista
perdida y abría y cerraba la boca sin lograr decir nada.
―¿Crees
que estoy abusando mucho de Peter?―dijo por fin.
―A
él le encanta estar con los niños...
―Pero
tiene su vida... No puedo disponer de su tiempo siempre. Ya veré cómo lo hago.
Y
Peter no dudó ni un minuto en cuidar un par de horas a los gemelos.
―Cualquier
cosa, me avisas. Mil disculpas, te prometo que es la última vez que...
―Anda
pronto que llegarás atrasada. ―Se acuclilló en medio de los niños y tomando una
mano de cada uno mientras las agitaba, dijo―: Bye, mami.
―Gracias...
―susurró sonriendo, mirándolo a los ojos y cerrando la puerta.
La
reunión se extendió por dos horas, en las cuales la Directora y el dueño de la
academia de Yoga dieron a conocer el nuevo plan de trabajo y la posibilidad de
expandirse a otros lugares del mundo.
Marlen
escuchaba atenta, admirando las sonrisas de todos los miembros que se sentían
complacidos por viajar. Entre ellos, Sara.
―La
idea es que algunos de ustedes vayan a iniciar las distintas sedes que
pretendemos inaugurar y luego de cinco años regresen con la experiencia de
haber dejado funcionando al cien por ciento las academias de Yoga.
Marlen
alzó la vista en cuanto escuchó cuántos años serían. Quizás ella no estaba
contemplada entre los embajadores de Yoga y eso la tranquilizó un poco.
―La
decisión final es de ustedes, pero es una gran oportunidad. Por el momento
serán países de Latinoamérica, entre ellos Argentina, Perú, Uruguay y Chile.
Otra
vez escuchaba ese país. Marlen se tensó y miró a Sara. Ella conocía sobre esa
propiedad que estaba a la espera de su respuesta.
―Tanquila,
de seguro a nosotras ni nos toman en cuenta. ―Sara apresó su mano y le infundió
calma. Calma que no duró mucho.
―Marlen,
sé que eres la más nueva de todas, pero también has demostrado mucho
profesionalismo en lo que haces. Sé que por tus niños puede ser difícil, pero
la oportunidad está. Puedes elegir ser embajadora en cualquiera de los lugares
que ya he propuesto y, como estamos en familia ―la Directora sonrió
complaciente―, irías con Sara si ella también acepta, sé que te ayuda con tus
niños y allá donde elijan lo podría seguir haciendo. Lo cierto es que necesito
a ocho personas para hacer que esta academia llegue a otros lugares. Los demás
¿algo que decir?
Marlen
solo escuchó murmullos y risas. Sara también estaba entusiasmada, sin embargo ella
no lograba ordenar su cabeza.
Le
gustaba el Yoga, viajar le aterraba, pero lo que más le preocupaba era que no
rechazaba la idea por completo. La decisión estaba en sus manos, podría decir
que no, como ya lo habían expresado dos de sus compañeras, sin embargo quería
tomarse el tiempo para pensarlo.
No
sabía muy bien si era porque veía a Sara feliz con la idea de hacerse cargo de
una academia en el extranjero o por la pequeña luz en su corazón que le hacía
ver esta oportunidad como una forma de renacer.
Salieron
de la reunión y Sara prefirió no comentar nada respecto a la posibilidad de
viajar. Tenían un mes para aceptar y tres meses para prepararse e irse si así
lo disponían. Sara ya había decidido que si Marlen prefería quedarse, ella no
se iría. Ya tendría otra oportunidad, pero no la dejaría sola, fuese cual fuese
su determinación.
Al
llegar a casa, Peter la encontró muy silenciosa. Miró a Sara y le preguntó con
la mirada si algo malo había ocurrido, ésta solo tomó de ambas manos a los
niños y los llevó hasta el jardín para jugar.
En
cuanto quedaron solos, Peter se acercó a la cocina y sirvió dos cafés.
―¿Me
vas a decir qué ocurre? ―preguntó con voz suave.
―Me
ofrecieron iniciar una academia de Yoga. Bueno… A mí y a varias personas más.
―¡Qué
alegría! ―Puso una de las tazas en la mesa de desayuno y esperó hasta que ella
se sentara para sentarse él.
Marlen
jugueteó unos momentos con la cucharita y cuando ya no aguantó más, levantó la
vista y dijo:
―En
el extranjero.
Ante
la sorpresa, Peter alzó las cejas y se refugió en su taza.
―¿Y
eso te tiene desanimada? ―preguntó luego de otro largo silencio.
―No
sé si estoy desanimada... Me siento extraña porque puedo decir que no, sin
embargo me lo estoy planteando.
―Está
bien que lo hagas... Si te hace feliz...
―Es
una forma de volver a comenzar ¿no? ―dijo moviendo las manos, nerviosa.
Él
solo sonrió y asintió.
―Me
alegra que lo veas así. ¿Dónde sería? ―Ella sonrió, agitó un poco la cabeza y
luego contestó.
―No
me lo vas a creer... Chile. Bueno, otros países, pero si decido irme, sería ese
el lugar que escogería. Ya sabes, por la casa que John...
―Entiendo...
―Tomó una de sus manos y se percató que allí todavía estaba el anillo de
matrimonio―. Lo que elijas, sabes que contarás conmigo siempre.
―Esa
es una de las cosas que extrañaré. Contar contigo, saber que estás allí
siempre. Tu compañía, porque no sabes lo importante que ha sido tenerte a mi
lado todo este tiempo. Has sido un gran amigo.
―También
te extrañaré. A ti, a los niños y a Sara. ¿Ella se iría también?
Un
poquito de emoción y nostalgia se agolparon en los ojos de Marlen y solo pudo
asentir sin emitir palabra alguna.
―¿Cuánto
tiempo? ―Quiso saber reprimiendo un suspiro.
―Bastante...
―Logró decir bajando la mirada―. Cinco años.
Peter
no imaginó que sería tanto tiempo. Algo desconocido le dolió en el pecho y solo
pudo aferrar con más fuerza la mano de su amiga y volver a prometer:
―Lo
que decidas, siempre estaré contigo.
Que bárbaro como se está desarrollando está historia. Que imaginación para escribir valeria. Buenísimo no me voy a cansar de decírtelo me encanta
ResponderEliminarAlba, qué alegría que disfrutes la lectura <3 <3 <3 Muchas gracias por seguir la historia.
EliminarAyy Vale si que se esta poniendo cada vez más interesante!! Gracias!! Peter es de fierro!!
ResponderEliminarSí, Peter ha sido un sol <3 Gracias por leerlo!!!!
EliminarMe encanto!!!! Y la canción la ame! Gracias John ;)
ResponderEliminarGracias a tiiii linda <3 Y sí, esa canción dice mucho!!!
EliminarMomentos de decisión. Espero el próximo rapidito. Me gusta como vas armando la historia Vale.
ResponderEliminarQué honor que te vaya gustando <3 <3 <3
EliminarAyyyy madre que va a pasar?????.....me encantó y la cancion tambien...
ResponderEliminarGracias por seguir la historia!!! Esa canción es muyyy especial :)
EliminarLa locura...esto cada vez se pone más bueno.....ahora estoy entre Peter y Bruno Mars....ambos despiertan muchos sentimientos y tu Valeria eres fantástica escribiendo y encuentras la música y canciones precisas...te adoro....gracias por tan linda lectura.... besos. :*
ResponderEliminarJamás me cansaré de agradecerles a ustedes por brindarme la compañía en este camino. Besoooos
EliminarCada vez agradezco a esas fuentes de inspiración que tienes Valeria, es increíble la manera en como me dejas intrigada con cada capítulo! Saludos
ResponderEliminarLa que agradece porque siguen confiando en la historia soy yo <3
EliminarPeter ya lo amo !!!! Quiero mas
ResponderEliminarGracias Marcelina!
Eliminarnooooooooooooooooo como va a dejar a Peter............ por Dios .. entiendo que necesite su tiempo para recuperarse.. pero Peter solo no .. Vale haz que me conozca yo me caso con él y que se olvide de Marlen.. jajjajajjjajajja
ResponderEliminarJajajajja!!! <3
EliminarESA MUSAS TUYAS VALE SIEMPRE SACAN LO MEJOR DE TI. GRAN HISTORIA Y CADA CAPITULO DICE ALGO IMPORTANTE, GRACIAS POR COMPARTIRLA.
ResponderEliminarA ti por seguir la historia :D
Eliminardiosssssssssssssss pobre de mi peter con lo enamorada que debe estar y ella se quiere ir
ResponderEliminar:(
EliminarQue bonito Capitulo. Esperemos que Peter se vaya con ellos aunque sea en una maleta.
ResponderEliminarYa puedes ver lo que hizo Peter :D
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