martes, 9 de junio de 2015

Capítulo 7: Decidir







Capítulo 7
Decidir



Llevaba más de un año intentando ponerse en pie. El dolor ya la había desarmado por completo, ¿qué quedaba luego de eso? Buscar la mejor forma de comenzar desde cero.
Una de las cosas que le impedían levantarse por completo era vivir en la misma casa en la que pasó tantos momentos con John. Además, los niños estaban creciendo y se volvían cada día más demandantes, por lo que necesitaba a Sara durante la noche, pero el espacio no se lo permitía. Debía tomar pronto una decisión en cuanto a su residencia.

―¿Cómo están estos niños? ―exclamó Peter al entrar en casa.
―Ma, ma, ma. ―Mark se asomó desde la sala agitando un juguete con su pequeña mano.
―Hola, mi amor. ―Marlen le sonrió y se agachó para quedar a su lado―. ¿Cómo estás? ¿Dónde está John?
Lo único que diferenciaba a los hermanos, era un babero que llevaban con su inicial correspondiente.
―¡Mama… mama! ―Se sintió el gritito de John, precedido por la aparición de Sara con él en brazos.
―Acá está. ¿Cómo les fue?
―Genial… ―respondió Peter.
―Traje todo. Estaba pensando que quizás sería mejor instalar la mesa en la sala, está más calentito y no serán muchos niños los que vienen.
Marlen hacía una semana que había comenzado a organizar el primer cumpleaños de sus niños. Sus hijos eran los únicos que lograban darle calidez a su mirada y su voz.
―¿Son compañeritos? ―preguntó Peter a la vez que comenzaba a ordenar todo.
―Sí, cuatro o cinco.
Los bebés asistían a una guardería desde hacía cuatro meses. Le costó mucho separarse de ellos pero comprendía que era lo mejor. Además, ya era hora de comenzar a buscar trabajo, cosa que había pospuesto mucho tiempo, y mientras no tuviera claro qué sucedería con el cambio de residencia, tampoco buscaría ningún empleo fijo. Por el momento, se conformaba con impartir algunas clases de Yoga que le servían además para canalizar sus emociones.
El Yoga siempre había sido su pasión, pero lo postergó tanto tiempo que ya se le había olvidado. Sin embargo, Sara volvió a solucionarle la vida. Le comentó de unas clases a las cuales asistía y que la profesora no podía seguir impartiendo. Con solo escucharla, se le iluminaron los ojos. Era una oportunidad y la aprovecharía.
Así lo hizo y hoy por hoy, lo que había logrado, era precisamente por aquella hora diaria que dedicaba exclusivamente para su cuerpo y su mente.

A medida que los amiguitos y las mamás de ellos iban llegando, tanto John como Mark se emocionaban. Les encantaba además los colores de los globos y por eso cada tanto, estiraban sus manitos para que Peter los cargara en brazos y así alcanzar esos objetos redondos que llenaban la casa de color.
―Ven acá, campeón. ―Peter alternaba a los gemelos y los elevaba unos centímetros para que alcanzaran su objetivo.
Goooooooobo ―decían mientras los pinchaban con sus dedos y sonreían a la vez.
Desde lejos, Marlen los contemplaba contenta. No sabía qué sería de ella si Peter no le hubiese ayudado tanto. Quería a los niños y también demostraba cariño y respeto por ella.
―Se ve que es un gran papá ―comentó una de las madres a su espalda. Cerró los ojos. No le gustaba que sacaran esas conclusiones, que John no tuviera su lugar.
Marlen solo miró hacia un estante en el cual descansaba una foto de ella embarazada, siendo abrazada por John.
―Oh, lo siento… ¿Él no es el papá? Disculpa es que como lo veo tan apegado a ellos.
Marlen no contestó, simplemente forzó una sonrisa que muy pronto hizo que la imprudente mujer desapareciera.
Sara se acercó con una bandeja de panecillos y la encontró contrariada.
―¿Todo bien?
―Sí, no te preocupes. ¿Necesitas ayuda?
―Solo con la torta, ya es hora de cantar el cumpleaños.
La celebración siguió su curso y los más felices fueron los niños.
Ya de noche, cuando habían ordenado todo y los bebés dormían; tanto Peter como Sara y Marlen compartieron una cerveza.
―Buen trabajo ―dijo Peter chocando las botellas de ambas mujeres.
―Estoy agotada. Creo que ya es hora de irme ―expresó Sara.
―Vamos, yo te llevo. Para mí también es hora de partir ―dijo Peter levantándose y consultando su reloj.
―Los acompaño a la puerta. ―Marlen se desperezó y despidió a ambos―. Muchas gracias por todo, chicos. ―Apoyó su cabeza en el umbral de la puerta y sonrió. Y mientras Sara agitaba su mano desde lejos, Peter se volvió para tomar ambas mejillas entre sus manos y besar su frente.
―Descansa… ―susurró para luego alejarse sonriendo.

Al día siguiente, mientras Sara hablaba por teléfono, Marlen, que permanecía sobre la cama recostada con sus hijos, les enseñaba una fotografía.
―Papá... ―decía Marlen y los niños repetían.
―¿Papá? ―El pequeño John tomó entre sus manos el marco de foto y se lo llevó a la boca para dejar en él un beso y rastros de saliva.
Mark, simplemente aplaudió y luego intentó quitarle la fotografía a su hermano.
―Vamos, John... deja que tu hermanito lo vea. ―Acarició la espalda de su hijo y con cariño quitó de sus manos el retrato para ponerlo en las de Mark.
En eso estaba, cuando Sara apareció con una sonrisa y comunicó:
Me llamó el dueño de la academia de Yoga.
―¿Algún problema con las clases?
―No, nos citó a reunión. A todos.
―Mmm... ¿Habrá sucedido algo? ―preguntó extrañada. Se levantó de la cama y volvió a preguntar―. ¿A qué hora?
―Mañana al medio día. ¿Cómo lo haremos con los niños? ―Quiso saber Sara un poco afligida. Marlen se quedó en silencio mirando un punto fijo. Tenía la vista perdida y abría y cerraba la boca sin lograr decir nada.
―¿Crees que estoy abusando mucho de Peter?―dijo por fin.
―A él le encanta estar con los niños...
―Pero tiene su vida... No puedo disponer de su tiempo siempre. Ya veré cómo lo hago.

Y Peter no dudó ni un minuto en cuidar un par de horas a los gemelos.
―Cualquier cosa, me avisas. Mil disculpas, te prometo que es la última vez que...
―Anda pronto que llegarás atrasada. ―Se acuclilló en medio de los niños y tomando una mano de cada uno mientras las agitaba, dijo―: Bye, mami.
―Gracias... ―susurró sonriendo, mirándolo a los ojos y cerrando la puerta.

La reunión se extendió por dos horas, en las cuales la Directora y el dueño de la academia de Yoga dieron a conocer el nuevo plan de trabajo y la posibilidad de expandirse a otros lugares del mundo.
Marlen escuchaba atenta, admirando las sonrisas de todos los miembros que se sentían complacidos por viajar. Entre ellos, Sara.
―La idea es que algunos de ustedes vayan a iniciar las distintas sedes que pretendemos inaugurar y luego de cinco años regresen con la experiencia de haber dejado funcionando al cien por ciento las academias de Yoga.
Marlen alzó la vista en cuanto escuchó cuántos años serían. Quizás ella no estaba contemplada entre los embajadores de Yoga y eso la tranquilizó un poco.
―La decisión final es de ustedes, pero es una gran oportunidad. Por el momento serán países de Latinoamérica, entre ellos Argentina, Perú, Uruguay y Chile.
Otra vez escuchaba ese país. Marlen se tensó y miró a Sara. Ella conocía sobre esa propiedad que estaba a la espera de su respuesta.
―Tanquila, de seguro a nosotras ni nos toman en cuenta. ―Sara apresó su mano y le infundió calma. Calma que no duró mucho.
―Marlen, sé que eres la más nueva de todas, pero también has demostrado mucho profesionalismo en lo que haces. Sé que por tus niños puede ser difícil, pero la oportunidad está. Puedes elegir ser embajadora en cualquiera de los lugares que ya he propuesto y, como estamos en familia ―la Directora sonrió complaciente―, irías con Sara si ella también acepta, sé que te ayuda con tus niños y allá donde elijan lo podría seguir haciendo. Lo cierto es que necesito a ocho personas para hacer que esta academia llegue a otros lugares. Los demás ¿algo que decir?
Marlen solo escuchó murmullos y risas. Sara también estaba entusiasmada, sin embargo ella no lograba ordenar su cabeza.
Le gustaba el Yoga, viajar le aterraba, pero lo que más le preocupaba era que no rechazaba la idea por completo. La decisión estaba en sus manos, podría decir que no, como ya lo habían expresado dos de sus compañeras, sin embargo quería tomarse el tiempo para pensarlo.
No sabía muy bien si era porque veía a Sara feliz con la idea de hacerse cargo de una academia en el extranjero o por la pequeña luz en su corazón que le hacía ver esta oportunidad como una forma de renacer.
Salieron de la reunión y Sara prefirió no comentar nada respecto a la posibilidad de viajar. Tenían un mes para aceptar y tres meses para prepararse e irse si así lo disponían. Sara ya había decidido que si Marlen prefería quedarse, ella no se iría. Ya tendría otra oportunidad, pero no la dejaría sola, fuese cual fuese su determinación.
Al llegar a casa, Peter la encontró muy silenciosa. Miró a Sara y le preguntó con la mirada si algo malo había ocurrido, ésta solo tomó de ambas manos a los niños y los llevó hasta el jardín para jugar.
En cuanto quedaron solos, Peter se acercó a la cocina y sirvió dos cafés.
―¿Me vas a decir qué ocurre? ―preguntó con voz suave.
―Me ofrecieron iniciar una academia de Yoga. Bueno… A mí y a varias personas más.
―¡Qué alegría! ―Puso una de las tazas en la mesa de desayuno y esperó hasta que ella se sentara para sentarse él.
Marlen jugueteó unos momentos con la cucharita y cuando ya no aguantó más, levantó la vista y dijo:
―En el extranjero.
Ante la sorpresa, Peter alzó las cejas y se refugió en su taza.
―¿Y eso te tiene desanimada? ―preguntó luego de otro largo silencio.
―No sé si estoy desanimada... Me siento extraña porque puedo decir que no, sin embargo me lo estoy planteando.
―Está bien que lo hagas... Si te hace feliz...
―Es una forma de volver a comenzar ¿no? ―dijo moviendo las manos, nerviosa.
Él solo sonrió y asintió.
―Me alegra que lo veas así. ¿Dónde sería? ―Ella sonrió, agitó un poco la cabeza y luego contestó.
―No me lo vas a creer... Chile. Bueno, otros países, pero si decido irme, sería ese el lugar que escogería. Ya sabes, por la casa que John...
―Entiendo... ―Tomó una de sus manos y se percató que allí todavía estaba el anillo de matrimonio―. Lo que elijas, sabes que contarás conmigo siempre.
―Esa es una de las cosas que extrañaré. Contar contigo, saber que estás allí siempre. Tu compañía, porque no sabes lo importante que ha sido tenerte a mi lado todo este tiempo. Has sido un gran amigo.
―También te extrañaré. A ti, a los niños y a Sara. ¿Ella se iría también?
Un poquito de emoción y nostalgia se agolparon en los ojos de Marlen y solo pudo asentir sin emitir palabra alguna.
―¿Cuánto tiempo? ―Quiso saber reprimiendo un suspiro.
―Bastante... ―Logró decir bajando la mirada―. Cinco años.
Peter no imaginó que sería tanto tiempo. Algo desconocido le dolió en el pecho y solo pudo aferrar con más fuerza la mano de su amiga y volver a prometer:
―Lo que decidas, siempre estaré contigo.



24 comentarios:

  1. Que bárbaro como se está desarrollando está historia. Que imaginación para escribir valeria. Buenísimo no me voy a cansar de decírtelo me encanta

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    1. Alba, qué alegría que disfrutes la lectura <3 <3 <3 Muchas gracias por seguir la historia.

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  2. Ayy Vale si que se esta poniendo cada vez más interesante!! Gracias!! Peter es de fierro!!

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  3. Me encanto!!!! Y la canción la ame! Gracias John ;)

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    1. Gracias a tiiii linda <3 Y sí, esa canción dice mucho!!!

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  4. Momentos de decisión. Espero el próximo rapidito. Me gusta como vas armando la historia Vale.

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  5. Ayyyy madre que va a pasar?????.....me encantó y la cancion tambien...

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    1. Gracias por seguir la historia!!! Esa canción es muyyy especial :)

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  6. La locura...esto cada vez se pone más bueno.....ahora estoy entre Peter y Bruno Mars....ambos despiertan muchos sentimientos y tu Valeria eres fantástica escribiendo y encuentras la música y canciones precisas...te adoro....gracias por tan linda lectura.... besos. :*

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    1. Jamás me cansaré de agradecerles a ustedes por brindarme la compañía en este camino. Besoooos

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  7. Cada vez agradezco a esas fuentes de inspiración que tienes Valeria, es increíble la manera en como me dejas intrigada con cada capítulo! Saludos

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    1. La que agradece porque siguen confiando en la historia soy yo <3

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  8. nooooooooooooooooo como va a dejar a Peter............ por Dios .. entiendo que necesite su tiempo para recuperarse.. pero Peter solo no .. Vale haz que me conozca yo me caso con él y que se olvide de Marlen.. jajjajajjjajajja

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  9. ESA MUSAS TUYAS VALE SIEMPRE SACAN LO MEJOR DE TI. GRAN HISTORIA Y CADA CAPITULO DICE ALGO IMPORTANTE, GRACIAS POR COMPARTIRLA.

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  10. diosssssssssssssss pobre de mi peter con lo enamorada que debe estar y ella se quiere ir

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  11. Que bonito Capitulo. Esperemos que Peter se vaya con ellos aunque sea en una maleta.

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