sábado, 16 de mayo de 2015

Capítulo 3: Soledad




Capítulo 3
Soledad


MARLEN

El recorrido desde el cementerio hasta nuestra casa, mi casa, se hizo eterno. Y lo agradecí. No quería llegar.
Me limpiaba las lágrimas tan pronto como aparecían. Tenía la vista perdida y no me di cuenta que ya habíamos llegado hasta que sentí cómo Peter detuvo el motor del auto. Él se mantuvo en silencio, mirándome. Yo no soportaba la forma en la que todo el mundo me miraba.
Y detesté cada palabra que venía acompañada de abrazos que nunca antes había recibido. Yo no quería estar con ellos, yo solo quería estar con John.
Vi a tanta gente que me sonrió pero no podía recordar a ninguno. Compañeros de trabajo, amigos de infancia, familiares que estoy segura mi esposo nunca conoció y otras tantas instituciones de gobierno asociadas a su trabajo.
«Lo siento tanto», «Era tan joven», «Para lo que necesites...»
Eran las tres frases que se repetían una y otra vez. Ahora entiendo que en esos momentos es mejor no decir nada.
El único abrazo sincero que recibí fue el de Peter. Y es que era el único que sabía lo realmente importante que John era para mí. El único que conocía el sonido de su risa, esa que extrañaré tanto. El único que podía comprender cuánto había perdido.
―Hemos llegado. ―Peter tomó mis manos, las cuales removía inquietas aferradas a un pañuelo desechable―. Vamos.
―No ―solicité negando con la cabeza.
Me tomé unos minutos. Y él esperó paciente.
―Vete a tu casa. ―Lo miré por primera vez―. Quiero hacerlo sola.
Noté la preocupación en los ojos de Peter, pero no iba a permitirme decaer. No delante de él. Quería estar sola, en realidad sí quería estar con alguien, pero él ya no estaba.
Suspiré y volví a insistir.
―Sola, Peter.
―No es necesario que lo hagas sola, Marlen. Por ti y por los niños...
―Quiero hacerlo sola, el que me acompañes no lo trae de vuelta. ―Soné dura, en realidad lo fui. Y los ojos de Peter me lo confirmaron cuando vi un atisbo de tristeza. No quería que me trataran como una persona que no podía ni sabía cómo dirigir su vida. Aunque la verdad ni yo tenía la menor idea de cómo iba a construir un nuevo mundo sin John. Y entonces, miré mi vientre.
―Lo sé, Marlen. Solo quiero acompañarte, no quiero que te.... ―Lo interrumpí en el acto.
―No haré nada que atente contra mí o los niños, si es lo que intentas decir ―susurré―. Solo quiero entrar a mi casa, a esa que está tan llena de John, como vacía de él.
Al parecer él había comprendido que necesitaba soledad.
―Está bien... ―Asintió pero estoy segura que le costó decirlo.
Bajé del auto y me quedé esperando a que se marchara, lo vi desaparecer. Cerré los ojos. No me quería dar vuelta, no quería caminar hacia los recuerdos. Pero lo hice, me giré conteniendo las lágrimas.
«Él no debió haber muerto», me repetía una y otra vez mientras recorría el camino que mi esposo no alcanzó a realizar. Y cuando llegué a la puerta, puse las llaves y... ¡Dios, era tan difícil! Giré dos veces mi muñeca y el clic de la cerradura y la posterior apertura de la puerta, fue el indicio de que se avecinaba otro golpe.

No había entrado a casa desde que había salido a comprar para la cena que tendríamos John y yo por su bienvenida. No quise volver, no tenía las fuerzas para enfrentarme a lo que allí encontraría. Dormí dos días en un hotel y me compré algunas ropas, todas negras. Porque no tenía, jamás usaba el negro desde que había conocido a John. «Es deprimente», él decía siempre. Inconscientemente al recordarlo sonreí sin ganas. Tenía razón, era deprimente pero no podría haber llevado puesto ningún otro color, cualquier color demostraría felicidad y yo precisamente la había perdido.
Cuando la puerta se abrió completamente, encontré lo que había dejado hace cinco días.
Globos, muchos y casi desinflados. Un cartel gigante con letras recortadas que decían:
«Bienvenido, mi amor».
Cerré los ojos fuertemente e imaginé su cara al verlo. Ya no volvería a ver su cara. Ni escucharía su voz, ni mis labios iban a volver a sentir los suyos.
Dejé en el piso el bolso que había usado para guardar todas mis cosas personales mientras estuve fuera y caminé temblorosa por el salón.
En cada paso me tropecé con todo lo que guardaba de él. Fotografías, discos preferidos; todo intacto y polvoriento. Todo estaba allí, todo seguía ahí, menos él.
No iba a ser fácil. Aunque lo buscara en cada rincón de la casa, no lo iba a encontrar. Aunque en mi mente reviviera cada recuerdo de lo que fuimos, cada uno de esos pequeños detalles que hoy extrañaba y me dolían, él no volvería.
Llegué hasta la escalera y me apoyé en el muro para sentarme. Acaricié mi barriga y miré todo a mi alrededor.
Allí estaba John. Podía verlo reparar la ampolleta que se quemó hace tres meses. Podía verlo cocinando mientras cantaba y sentir los aromas de lo que estaba preparando. Podía verlo en la sala mirando la televisión concentrado y esquivando mi figura que le reclamaba delante de la pantalla porque había dejado la tapa del inodoro abierta. Lo veía cenando con su copa de vino. Lo veía con el ceño fruncido mientras leía un libro sobre turismo. Lo veía planeando nuestras vacaciones. Lo veía. Lo veía en todos lados. Cerré los ojos, una y otra vez hasta que ya no aguanté más y me eché a llorar.
―Te voy a necesitar tanto, John. Me harás mucha falta. ¿Qué le voy a decir a los niños?
Cuando estuve más calmada, detuve mi mirada en la alianza de matrimonio que llevaba en mi mano. Con un pulgar la acaricié y respiré hondo. La tristeza me oprimía el pecho y las lágrimas, silenciosas, amenazaban por aventarse mejillas abajo.
Deslicé la sortija lentamente y observé lo que llevaba inscrito:
«HQLMNS»
Esas siglas en ese momento tenían más sentido que nunca. «Hasta que la muerte nos separe». La muerte me había arrebatado a John. Y con la partida de él, también se fue parte de mí.
«Y te dejó parte de él», me recordé.
Volví a colocar la unión en su lugar. Seguía unida a él, para siempre y más allá de que él se hubiese convertido en recuerdos.
Ascendí por las escaleras. En el segundo piso había dos habitaciones y un baño. La primera era de invitados y la segunda era nuestra. Quedé en medio de ambas. Inhalé sutilmente hasta que mis piernas respondieron solas y entraron al lugar donde John y yo nos habíamos amado tantas noches.
Estaba igual cómo lo había dejado. Velas que nunca lograron ser encendidas. Una caja de chocolates, las preferidas de John, sobre la cama, y un suéter de él que usaba para dormir, esparcido sobre una silla muy cerca de la puerta.
Acaricié lentamente la prenda de ropa, la tome y me la llevé inconscientemente a la nariz. Su olor había desaparecido hace mucho antes, se mezclaba con mi perfume, pero yo quería encontrar restos de él.
Entonces recordé que en algún cajón había una botella, casi vacía, de su perfume. Doblé el suéter y lo volví a poner en sus sitio, antes de acercarme rápido a uno de los muebles de la habitación. Abrí y cerré compartimientos de forma desesperada.
―¿Dónde está? Sé que está… ―Revolví todo. Tiré ropas, cajitas de joyas y lo encontré.
Me senté en la cama, casi en cámara lenta mientras me aferraba a esa pequeña botella de calvin Klein. Cerré los ojos y me empapé de ese aroma que me aliviaba.
Estaba agotada, cansada y deseando despertar de esa pesadilla.
El mundo se había detenido, para mí por lo menos. Todo iba a ser muy diferente sin John.
Me recosté en la cama con la botella aún aferrada a mis manos y lo último que vi antes de dormirme, fue nuestra fotografía de bodas que me sonreía desde la mesita de luz.
Sentí el teléfono sonar de fondo. Estaba tan dormida que estiré mi mano hacia el costado en el cual dormía John y le pedí entre sueños:
―Contesta tú, mi amor…
Mi mano chocó con la caja de chocolates y supe, que John jamás volvería a dormir a mi lado.




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25 comentarios:

  1. Gracias Vale me encanta como describes los sentimientos de Marlene los haces sentir tan reales, espero el proximo capítulo para saber como va a seguir adelante

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    1. Gracias, Ale!! <3 Hasta el próximo capítulo... a ver qué nos contarán <3

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  2. Qué bello y tristísimo capítulo. Cuánto amor. Me muero de ansiedad...que sigue !!!!

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    1. Me alegra que disfrutaras del capítulo. Mil gracias :) Veamos, qué sucede <3

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  3. Dios!!!!! Sentí línea a línea toda la tristeza de Marlene 😔!!! La canción es perfecta para esta escena.

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    1. Besiiitooos!!! Marlen ha sufrido mucho en este capítulo :(

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  4. Felicitaciones Valeria,me encanta leerte porque me llegas con tus palabras...Espero ya el próximo!!!

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  5. Siempre me haces llorar son tan bellos y reales esos sentimientos por favor sigue es hermosa la historia Bss

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    1. ¡Qué alegría que te gustara! <3 Besooos y gracias por leer

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  6. Excelente Capitulo ... Cada Vez Te Superas Mas Valeria...Trámites Los Sentimientos Con Tanta Facilidad Que Nos Dejas La Piel De Gallina....

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  7. Tengo los nervios a flor de piel,con tantos y tan bonitos sentimientos.

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    1. Feliz de que pudieras sentir lo que ha sentido Marlen!!!

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  8. Me costo mucho.... Un beso mi val :*

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  9. Me costo mucho.... Un beso mi val :*

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  10. K real guapa...como lo describes de bien y que triste a la vez....cuesta contener las lagrimas...besotes

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  11. Qué lindo que te emocione, gracias!!!

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  12. Modo Corazón Apachurrado... Que bonito escribes Valeria. Con cada palabra me secuestras en los sentimientos que expresas en cada una de ellas. Te felicito....

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    1. Muchas gracias por permitirme hacerlo. Feliz de que te guste <3

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  13. Valeria es la primera vez que leo algo de vos. Me encantó la historia es triste pero tan real la manera de contar. Los pensamientos y sentimientos de Marlene espero con ansias como sigue. Contame como es el sistema de esta historia.cada cuanto son los capítulos ya que vuelvo a decirte que es la primera vez. Te felicito cariños

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    1. Querida Alba:
      Agradezco que le dieras la oportunidad a esta historia.
      Te comento que no tengo nada planeado para la historia, prácticamente la escribo tal cual aparece en mi mente en el mismo instante que mis dedos tocan el teclado. Cada sábado, publico un capítulo nuevo.
      Espero te sigan gustando los próximos. Gracias <3

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  14. Un gusto leerte. Llegué acá por la columna de Adelfa Martín. Me quedaré leyendo y te sigo. Te invito a visitar mi blog www.mirincon-poetico.blogspot. com


    Un beso

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