Capítulo 2
La vida con John
Tres años antes del accidente.
Esa mañana, John se desvió de su ruta
habitual para llegar a la pequeña oficina de turismo en la cual trabajaba. No
era un gran trabajo, pero le permitía viajar y a él le encantaba.
Estaban haciendo reparaciones en una
de las calles de Montréal y tomó Boul St-Laurent, allí se encontraban
varios locales en los que podría desayunar.
Y así lo hizo, entró a uno al azar y
la vio. Hacía mucho frío y la rubia se cubría con un coqueto gorro de lana
color blanco y un abrigo gris.
Iba apurada, se notó al momento de
girar y chocar con John. Él sintió cómo un líquido caliente le recorría desde
el pecho hasta su entrepierna. Ella se detuvo un instante allí y luego buscó
desesperada un montón de servilletas que estaban a disposición en una de las
mesas para clientes.
―¡Perdón! ―Y sin pensar mucho lo que
hacía, Marlen comenzó a secarle la entrepierna. Cuando sintió que todos la
miraban, se detuvo. Retrocedió dos pasos y volvió a repetir―: Perdón.
A John le pareció graciosa. No se
molestó, pero cuando bajó la vista y vio el desastre en el cual se había
convertido su vestimenta, se lamentó.
―Creo que ya no llego a tiempo a la
oficina.
―¿Quieres que te lleve? En serio,
puedo hacerlo. Ando en auto y… ―A Marlen se le atropellaban las palabras.
―Tranquila, no pasa nada. Tú también
debes estar atrasada, por eso… ―John los señaló a ambos, aludiendo al
incidente.
―¡Oh! Sí, es cierto. Es que dejé mal
estacionado mi auto. ―Sonrió, mirando hacia fuera y cruzando los dedos para que
no viniera ningún oficial de policía.
John continuó secándose y ella se
removía inquieta.
―Entonces… ¿Quieres que te lleve? ―insistió.
John la miró unos segundos. Era linda,
divertida y quizá podría conseguir una cita.
―Te lo agradecería. Soy John. ―Estiró
su mano y Marlen con timidez se la estrechó. Ella era delicada y él era fuerte.
―Y yo soy Marlen. Vamos… ¿te acerco a
tu casa para cambiarte?
―No, tengo en la oficina algo para
estos casos.
―¿Te pasa seguido? ―preguntó aliviada.
―Primera vez que alguien me derrama el
café encima. Las otras veces, soy yo quien lo hace. ―Y John volvió a sonreír.
Marlen lo encontraba atractivo, no
podía negarlo. Ojos oscuros, un poco más alto que ella y probablemente algunos
años mayor también.
Lo que inició como algo del momento;
una cita cualquiera luego de un incidente, terminó siendo un noviazgo de dos
años. Años en los que se amaron con la intensidad que solo se alcanza cuando se
entrega el alma. Con ese amor que no se gasta y con las ilusiones de un «para
siempre».
El más difícil obstáculo que
superaban, eran los viajes permanentes al extranjero que realizaba John por su
trabajo. Y no porque desconfiaran del otro, sino porque se extrañaban a rabiar
y un poco de miedo también se hacía presente.
Marlen no tenía familia: sus padres
habían muerto y era hija única. Además, tampoco tenía buenas amigas. Contaba
solo con John y la aterraba perderlo. Le temía a los aviones y más si John
viajaba en uno de ellos.
Peter, amigo del alma de John, muy
pronto la acogió como una amiga más. Y era costumbre que cenaran los tres cada
sábado.
Cuando John no estaba, Peter la
acompañaba para que no se sintiera tan sola. Sabía del miedo que le causaba que
su novio estuviera tan lejos de ella por tantos días.
En el momento en el que decidieron dar
un paso más y casarse, Peter también estuvo presente. Eran una familia, así se
denominaban. Pues John tampoco tenía familia y Peter había sido su gran
compañero de vida antes de Marlen.
―Ya es hora de que tú también te cases
―recomendó John luego de hacer el brindis.
―Olvídenlo. Yo no sirvo para estar
casado. ―Bromeaba con un copa en la mano y mirando de reojo a la pareja.
Realmente estaba feliz por ellos. Se
les veía tan enamorados.
Desde que habían comenzado a salir,
John parecía más alegre y estaba seguro que Marlen se sentía igual. Solo había
que mirar el brillo de sus ojos para comprender que se pertenecían.
Se alejó un poco para conversar con
una chica bastante atractiva y desde lejos observó cómo John besaba la frente
de Marlen, quien cerraba los ojos, entregada a aquel gesto tierno y protector.
―Ella te gusta ―aseguró la mujer que
notaba cómo devoraba con la mirada a la novia.
―La quiero mucho y soy muy feliz que
ambos hoy se sigan demostrando cuánto se quieren. ―Y era sincero. La mirada que
les dedicaba era de anhelo, pues deseaba algún día poder amar a una mujer tanto
como John amaba a Marlen.
Los meses posteriores a la boda,
fueron un caos. El trabajo de John se hacía cada vez más demandante, lo que constantemente
lo tenía lejos de casa.
―John, ¿no has pensado en cambiar de
trabajo? ―sugirió Peter, cuando éste le contó su nuevo itinerario de viajes.
―Sí, pero está difícil. Marlen cuando
se entere se querrá morir.
―Te entenderá… Pero se pondrá triste.
Tal como presagió Peter, Marlen lo
entendió, pero su mirada perdió cierto brillo. Sería mucho tiempo sin verlo y
eso le dolía en lo más profundo.
Sin embargo, la vida los bendijo.
Semanas antes de que John iniciara un viaje a Londres, el doctor les anunció
que serían padres.
―Es maravilloso… ―John susurraba ante
el examen que comprobaba que sería padre. Al no escuchar la reacción de Marlen,
preguntó―: ¿Mi amor?
―Un hijo…
Comenzó a asumir la noticia y poco a
poco comprendió que llegaba una personita a acompañarla. Sería difícil el
embarazo lejos de John, pero sin duda tener un pedacito de él desarrollándose en
su interior, la hacía sentir mucho mejor.
Se miraron, sonrieron y se besaron
felices. John le acariciaba las manos y se tentaba en acariciar el vientre de
su amada esposa.
―¡Te quiero, te quiero, te quiero, te
quiero! ―le gritaba contento. La tomaba entre sus brazos, la hacía girar en el aire
y la besaba emocionado.
Marlen no pudo retener la emoción y
dejó caer un par de lágrimas.
―¿Cómo lo llamaremos o la llamaremos? ―preguntó
ella entusiasmada.
―¿Marlen? ¿John? ¿Peter? ―sugirió
entre risas―. No lo sé, esperemos a saber el sexo.
―¡Vamos a hacer padres, Peter! ―Marlen
se abalanzó a su amigo que los esperaba con la cena lista.
La noticia envolvió de magia la casa
de los Hamilton. Tanto John como Peter se desvivían por complacer a Marlen y
todo comenzó a girar en torno al embarazo.
―¿Qué harás con tu trabajo, John? ―preguntó
Peter una vez que Marlen se había dormido.
―No lo sé. La llevaré conmigo el
próximo viaje. No quiero dejarla sola recién embarazada.
―Me parece bien… ella te necesitará
más que nunca.
John se quedó pensativo. Y eso a Peter
no le gustaba.
―¿Qué te preocupa?
―No puedo renunciar a mi trabajo. Ahora
lo necesito más que nunca. Pero también sé que me expongo a riesgos y si antes
temía por quién cuidaría de Marlen si me llegaba a ocurrir algo, ahora con un
bebé en camino, necesito tener la seguridad de que no estarán solos.
―Ten esa seguridad, John. Yo no la voy
a dejar sola. También es mi amiga.
―Prométeme que no la abandonarás. Si
me ocurre algo, debes estar para ella y mi hijo ―solicitó serio.
―No es necesario que me hagas prometer
algo que con mucho gusto haré, y ¡deja de hablar esas cosas! No va a sucederte
nada malo.
Unas semanas después, Peter despedía a
la pareja que se iba a Londres.
John extremaba en cuidados y
atenciones para su esposa, pero Marlen se dejaba mimar.
Caminaban por las tardes tomados de la
mano y durante el día, John trabaja y ella lo acompañaba en silencio como si
fuese su asistente. Tenían a cargo a varios grupos de turistas a los cuales
guiaban por diferentes lugares.
Al regreso de aquel viaje, en un
control rutinario del embarazo, el doctor descubrió que en el vientre de
Marlen, había dos corazones latiendo. La felicidad casi los hacía estallar. Les
vibraba la piel y el pecho ya no resistía tantas palpitaciones.
―Son dos. John, seremos padres de gemelos.
―Marlen tenía un poco de miedo, pero disfrutaba de estar rodeada de tanto amor
por su esposo y su amigo.
―Vamos a tener que cambiarnos de casa.
La nuestra es muy pequeña.
Y ese mismo día comenzaron a buscar un
lugar acogedor y tranquilo para cuando los gemelos llegaran.
Tenía tan solo cuatro meses y ya la
panza se destacaba.
―Estás preciosa.
John se deleitaba mirando cómo crecían
sus bebés. Y lamentaba realizar viajes a tanta distancia y por demasiados días.
La llamaba a diario y en su maleta siempre guardaba una copia de la ecografía y
una fotografía de Marlen. Ambas, las veía hasta que se dormía en el hotel de
turno.
Cuando se enteraron que serían niños, John
lloró. Se imaginaba con ellos corriendo tras un balón, o realizando carreras de
autos frente a un video juego. Entendía que había nacido para cuidar de ellos y
no quería separarse más.
Odiaba esa parte de su vida y por lo
mismo habló con sus jefes para solicitar un ascenso que le permitiera
establecerse en alguna oficina de la empresa sin necesidad de viajar. Lo
evaluarían y se lo informarían dentro de dos meses, pero antes, debía hacer un
viaje a Boston.
Realizó el viaje, el ascenso llegó,
pero no sobrevivió para dedicarse tanto como quería al embarazo y a su amada
Marlen. Solo le quedaba esperar a que otro cumpliera con su rol. Y esperaba que
Marlen no se cerrara a esa posibilidad. Irse de su lado era duro, pero más duro
era saber cuánta tristeza causaría su partida.
En aquella camilla había emprendido un
viaje, el último y sin regreso.
Me encanto Vale, pero lo sentí recortito espero el proximo!
ResponderEliminarY es más largo en extensión que el anterior :)
EliminarGraciaaaaaas <3
Ooooo... 😰 mucha tristeza tengo en mi 💜
ResponderEliminarAndreaaaaa <3 <3 <3 Ya poco a poco espero que se vaya esa tristeza!
EliminarMe fascino auque creo que lo lei muy rapido y se me hizo corto
ResponderEliminarGracias por leer :)
EliminarAshhh pero Valeria cuando dejaré de sufrir???? Me encantó la forma en que John conoció a Marlene, la noticia de ser padres, y cuando supieron que eran 2. Esperando el próximo Sábado!!!!!!!
ResponderEliminarGracias por leerlo!!!! <3 <3 <3
EliminarTanta felicidad y de pronto, sólo un instante y todo cambia. Espero el capi 3... y como dicen las chicas, se hizo corto.
ResponderEliminarPatri!!! Mil gracias :)
EliminarUfffff Valeria precioso capitulo...realmente la historia es muy hermosa,fue lindo saber como se conocieron John y Marlen y su historia de amor y a la vez triste por ver que todo lo planeado se puede perder en un instante ,me atrapo desde el principio,espero ansiosa por más!!!!
ResponderEliminarMil gracias, Camila.
EliminarUn placer que te atrape y que quieras seguir leyendo!
Ya me tienes enganchada ,Valeria quiero más...
ResponderEliminarGracias por leer! Ya está disponible el tercer capítulo :)
EliminarEres malaaaaaa malaaaaa :'(
ResponderEliminarEs la vida de Marlen :(
EliminarVale k miedo....hace pensar y me dio miedo....oye es cierto k cortito!!!!! Pero me gusta...
ResponderEliminarQué lindo!!! Lo leíste!!! <3
EliminarQue cortitoooooooooooo, quiero masssssss ya quiero saber que va a pasar con Marlen y Peter... porque intuyo que Peter estará ahíiiiiiii para ella y sus bebes... ¿a que si?
ResponderEliminar:) Veremos :D
Eliminarsigo llorardooooooooooooooooooooooooo aayyyyyyy mi dios!!!!!!!
ResponderEliminarY el próximo... Ufff
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